martes, 23 de enero de 2018

Abriendo Círculos



  



Una vez cerrado el círculo, concluido el capítulo, nos corresponde iniciar otra etapa en nuestras vidas. A veces, el período que concluye es tan amplio, fue tan extenso que no se cierra un capítulo sino todo un libro. Sabemos que algunos de los personajes terminarán su participación, porque quisieron o porque quisimos, o por otras circunstancias. Llegó el momento de escribir la palabra: Fin.





Unos personajes volverán a participar y otros se irán presentando a medida que avanza nuestra historia personal. Con el primer capítulo del libro, se inicia una nueva etapa de la vida. ¿Cuál será nuestra motivación al escribir en él? 




El sentimiento del amor es el que ha de inspirarnos.

El amor hacia esos personajes que nos acompañarán en esta parte de nuestra historia personal. Pero sobre todo el amor hacia nosotros mismos. No podemos amar si no sabemos amarnos. Esto nos permitirá  elegir con cuidado a quienes podremos frecuentar y a quienes deberíamos evitar. Ese aprecio hacia nosotros mismos nos aconseja intervenir para ayudar a otros, pero retirarnos a tiempo para dejarlos actuar, así podremos oxigenarnos, tomar impulso y en caso de que nos vuelvan a necesitar estar en condiciones óptimas para hacerlo.




 Ese amor nos aconseja perdonar a quienes nos dañaron (toda enfermedad proviene de un estado de no perdonar). Por lo que esto del perdón se convierte en una de nuestras mejores inversiones para beneficio de nuestra salud corporal y espiritual.




Ese amor nos permite considerarnos merecedores de todo lo bueno... Prosperidad en salud, amor, tiempo, éxito... Al sabernos merecedores actuaremos como tales en nuestra mente, lugar donde se forjan los pensamientos positivos; solo esos debemos elegir. Con pensamientos positivos crearemos los capítulos del nuevo libro, nuestro futuro, nuestra realidad.





¿Entonces no sirvió de nada el libro anterior?
Claro que sí. Es de allí de donde surgieron las ideas anteriores, gestadoras del nuevo libro.
Se confirma aquella frase de "solo perdemos si perdemos el mensaje".

2003 Raquel Bazán